Al contemplar el agua del río, el hombre se da cuenta que fluye incesantemente.
Y el agua que ahora pasa frente a sus ojos, jamás ha de volver a pasar por el mismo lugar... siempre ha de fluir río abajo.
Así la vida del hombre. Pasa incesantemente. Y el minuto que ahora está viviendo, jamás ha de volverlo a vivir...